1. Permite ver en la mejora de otros el fruto del propio trabajo
Los psicólogos, muy a menudo, tienen grandes razones para alegrarse: las consecuencias de su trabajo benefician directamente a alguien, y se traducen en felicidad duradera y que uno mismo puede ver. Esto es algo que ocurre con muy pocas profesiones.
2. Ofrece horarios flexibles
Si no se trabaja en una empresa, los psicólogos pueden llegar a tener una libertad de horarios que es de agradecer.
Además, la posibilidad de hacer terapia online hace que las sesiones no
tengan por qué anularse si puntualmente un paciente o cliente se va
fuera de la ciudad o está de viaje.
3. Siempre da excusas para seguir aprendiendo
La
psicología es un ámbito joven, así que se desarrolla de una manera muy
rápida. Es por ello que quien se dedica a este ámbito siempre está en
contacto con fuentes de conocimiento muy interesantes acerca del
comportamiento humano: seminarios, conferencias, libros, artículos
científicos… Todos ellos pueden ser relevantes para la profesión abordando temas tan diferentes como la biología, la filosofía, la neurología, el aprendizaje, etc.
4. Permite aprender técnicas que aplicarse a uno mismo
Contar
con un terapeuta que nos asesore y dirija externamente nunca es lo
mismo que no tenerlo, pero al conocer varios principios, teorías y
técnicas, los psicólogos tienen más maneras de adaptarse a las circunstancias que aparecen en su propia vida,
por un lado, y tienen menos posibilidades de caer en creencias dañinas
acerca de los procesos mentales, los problemas personales y los patrones
de comportamiento que ellos mismos manifiestan de vez en cuando.
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